Discurso del Presidente Gabriel Boric en el Encuentro por Chile: "Cuidemos nuestra democracia"

 

El Presidente fue parte de la ceremonia inaugural del Primer Encuentro por Chile en donde abordó los desafíos y oportunidades para el país en el futuro próximo y el trabajo realizado por el Gobierno en la búsqueda de acuerdos y espacios de encuentro.

 
 

Foto: Prensa Presidencia

Muy buenos días a todas y todos los presentes.  

Qué alegría ver de nuevo la Estación Mapocho llena. En tres semanas he venido tres veces a la Estación Mapocho por motivos distintos: primero, una feria de emprendedores de pymes de todo Chile; la semana pasada, a la Feria del Libro de Santiago; y, hoy, a parte de la comunidad diversa de Chile discutiendo sobre el futuro de Chile.

Agradezco muchísimo a los rectores, a la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, al rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, y a las comunidades universitarias que trabajaron en que esto sea posible. Y a ustedes por estar acá porque en estos días no es tan obvio sentarse a conversar entre distintos, cuesta mucho. A veces pareciera ser más fácil criticar, ser más fácil atacar que buscar cuáles son los puntos que nos unen.

Pero yo les digo con mucha confianza y convicción que recorriendo Chile he encontrado en los chilenos y chilenas muchísimos, muchísimos más temas que nos unen que los que nos separan y, a veces, tal como nos dicen diferentes estudios de diferentes organismos, pero sobre todo el sentido común, son quienes estamos en política los que pareciéramos tener más diferencias que el pueblo al que debemos representar.

Y eso se expresa en cuestiones tan claras como, por ejemplo, la necesaria Reforma de Pensiones, donde llevamos 10 años discutiendo respecto de cómo sacar adelante una reforma que dignifique la vida de quienes han trabajado durante su existencia entera para poder vivir esa época con dignidad. Sin embargo, nosotros, y hablo también desde la responsabilidad propia, no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo.

Por eso es tan valiosa esta instancia que generan las universidades porque en época de crisis de confianza hay pocas instituciones que hoy tienen la confianza de la ciudadanía. Unas de ellas son las universidades. Chile necesita instancias como esta y cuando uno hace un recorrido a la rápida, por acá veo además un diálogo que es intergeneracional, que eso también no es obvio ni fácil.

Me saludaba cuando llegué una profesora jubilada, ahí está, que está esperando que le paguemos la deuda histórica, cuyo proyecto vamos a ingresar el día viernes de la próxima semana al Parlamento. Y, también, veía a jóvenes que seguramente son de colegios, de liceos.

Hoy en la mañana temprano subí el cerro en bicicleta a las 6:30 de la mañana para tratar de respirar otro aire y llenarme de energía para todo lo que viene y bajé por Zapadores, por Recoleta. Veía a niños y niñas yendo a los diferentes colegios, liceos públicos de Recoleta y veía en sus caras la posibilidad de la esperanza, de construir un Chile más justo, de ser capaces o de cumplir más bien con la responsabilidad que tenemos en la política, de trabajar para ese futuro. Y este diálogo por el futuro tiene mucho que ver con eso.

A veces parece difícil o incómodo, pero quienes creemos profundamente en la democracia y queremos fortalecerla tenemos la tarea de conversar de buena fe con quienes piensan distinto a nosotros y buscar puntos de encuentro. Es muy fácil cuando uno escucha a alguien a quien considera adversario pensar en la peor versión de su argumento. Yo los invito a que, en estas mesas redondas, y no me cabe ninguna duda que va a ser posible por el ánimo que reina en este lugar, a que cuando conversemos con alguien que piensa distinto tratemos de encontrar la mejor versión del argumento y, por lo tanto, encontrar el punto común.

Si yo me siento con, por ejemplo, vi a la rápida a Guillermo Ramírez, presidente de la UDI, lo más probable o lo que todos considerarían obvio es que partamos desde puntos absolutamente distintos y, en general, en el debate público pareciera ser así. Pero yo les aseguro que, si fuera de las cámaras me junto con Guillermo Ramírez a conversar, pese a las diferencias ideológicas que tenemos respecto a modelos de sociedad, vamos a encontrar también puntos en común y sobre esos puntos en común debiéramos ser capaces de avanzar.

Y eso ¿saben quién lo sabe mejor que nadie? los alcaldes, los alcaldes y alcaldesas. Vi también a la rápida, no he alcanzado a ver a todos, pero llegar a Claudio Castro de Renca. Claudio Castro, además, una de las grandes mayorías nacionales de nuestro país, ha realizado un trabajo que ha sido reconocido por su propia comunidad y por eso lo han apoyado, donde ha logrado, en conjunto con su comunidad, dialogando con todos y todas, transformar Renca para mejor.

Lo he visto también en Quinta Normal, vi a la alcaldesa Karina Delfino por ahí, también ex dirigenta estudiantil. Disculpen que no los nombre a todos porque estoy un poco ciego y estos lentes ya ni siquiera me alcanzan para verlos a todos, pero de seguro hay más alcaldes de diferentes posturas políticas.

Ayer estuve en San Ramón, una comuna profundamente estigmatizada, en particular porque fue el ejemplo de cómo la narcocultura llegó a penetrar instituciones que son tan importantes como las municipalidades. Y el alcalde de San Ramón, en conjunto con las vecinas y vecinos, un alcalde si mal no recuerdo democratacristiano, que no es parte del Gobierno, estaba orgulloso, junto a sus vecinos y vecinas porque habían logrado reducir de manera significativa la delincuencia y con el Plan Calle Sin Violencia recuperado 25 plazas en San Ramón para que sean las personas honestas y trabajadoras, las personas mayores, los niños y las niñas quienes ocupen los espacios públicos y no los delincuentes.

Se puede hacer política de manera distinta, se puede hacer política de manera honesta, de manera transparente si es que somos capaces, insisto, de escuchar la mejor versión del otro. Cuando lo hacemos a través de la prensa y buscando la cuña polémica siempre va a ser más difícil, pero estas instancias sirven muchísimo para escucharlos.

Además, es importante estar conscientes, y esto es un aprendizaje de los años que he estado en la Presidencia de la República, que ya son casi tres, de que estamos construyendo sobre lo que construyeron quienes nos antecedieron. Permanentemente camino por el Salón de los Presidentes y Presidenta y pienso en los diferentes desafíos que tuvieron que enfrentar. Miro a Aníbal Pinto y la Guerra del Pacífico. Miro a Pedro Aguirre Cerda y el terremoto de 1939 que destruyó completamente parte del sur del país y cómo a partir de eso surgió la industrialización de Chile. Veo a Frei Montalva con una de las revoluciones más importantes que se han hecho en Chile, la Reforma Agraria, continuada por Salvador Allende. Veo a Patricio Aylwin que tuvo el tremendo desafío de unir al país después de la tremenda división, dolor y negra noche que significó la dictadura. Con cada uno de ellos, y podría mencionar a todos con cada uno de sus desafíos, pienso que estamos construyendo sobre también su legado.

Por eso es importante que también todos quienes estamos hoy entendamos que hemos avanzado sobre lo que construyeron otros. La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, siempre recuerda los derechos que las mujeres han alcanzado, que hoy las mujeres son más libres de lo que eran sus abuelas, tienen más derechos de los que tenían sus abuelas Y eso ha sido gracias a los diferentes movimientos emancipadores de las mujeres que consiguieron el Voto Femenino, que consiguieron la Ley de Divorcio, que consiguieron el Aborto en 3 Causales y que más adelante, no me cabe ninguna duda, van a seguir consiguiendo los derechos que les corresponden.

Valoro, además, que los resultados de esta iniciativa no se queden solamente en un diálogo o en un papel. Van a ser sistematizados y entregados espero a mí, pero también y sobre todo a quienes vendrán después, a los candidatos presidenciales que les tocará enfrentar los desafíos del próximo período.

Cuando uno revisa parte de los resultados de los diálogos que se realizaron, entiendo de manera virtual, uno no puede negar que lo que prima es el pesimismo. Y yo les digo ¿de dónde viene el pesimismo? Pensémoslo y pensemos dónde estamos hoy como Chile.

Creo que tenemos muchas cosas de las que estar orgullosos. Además de nuestra historia patria, de nuestra democracia y la solidez de nuestras instituciones, pese a como estas se tambalean, logran salir adelante. Lo veo cuando logramos generar buenas políticas públicas que les cambian la vida para mejor a los ciudadanos de nuestro país. En nuestro caso lo he sentido conversando con trabajadores que valoran la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas que hace unos años parecía imposible en el debate público y, sin embargo, gracias al empuje, gracias al trabajo y gracias al acuerdo también en el Parlamento con quienes pensaban distinto, lo logramos.

Lo veo también con quienes hoy nos agradecen en cualquier sector de Chile que una operación, que antes por el copago en la Red de Salud Pública les costaba 500 mil o un millón de pesos, hoy es gratis, producto de una política pública que es el Copago Cero.

Lo veo en los municipios que han estado más abandonados en Chile que hoy tienen más recursos gracias al Royalty a la Minería, que también logramos con un acuerdo que fue difícil, que parecía imposible de lograr en un momento y que, sin embargo, logramos sacar adelante.

Lo veo sobre todo en algo que me ha sorprendido mucho, que es que en cada lugar donde voy hay una madre con un niño con TEA y que me dice: “Por primera vez, nos sentimos incluidos en la sociedad gracias a la ley” que reconoce al TEA y que trabaja para incluir a los niños que tienen trastorno del espectro autismo.

Y, también, vinculado a eso con las mujeres cuidadoras de nuestra patria que son muchísimas, millones, y que durante mucho tiempo ese trabajo porque qué duda cabe que ese trabajo no era reconocido como tal. Y hoy con Chile Cuida estamos no solamente reconociéndolo, sino que además socializándolo. Políticas públicas que, espero, independiente de a quién le toque gobernar, de quién decida el pueblo que gobernará en el futuro, podremos darles continuidad.

Hoy se nos ha invitado a dialogar acerca de los próximos cinco años de nuestro país. Chile tiene tremendas oportunidades, tremendas oportunidades.

Vengo llegando de una cumbre con los países del Asia-Pacífico y, posteriormente, fuimos invitados especiales a la Cumbre del G20 con las 20 economías más grandes del mundo; tuve reuniones bilaterales con el Presidente de China, Xi Jinping, que tiene del orden de los 1.400 millones de habitantes; con el Primer Ministro de la India, el Sr. Modi, que tiene 1.450 millones de habitantes y ambos nos dicen que respetan profundamente a Chile y que quieren no solamente realizar más negocios con Chile, sino, también, realizar un intercambio cultural. De hecho, China fue el principal invitado, el invitado de honor en la Feria del Libro acá porque, al final, la humanidad es una sola, al final del día la humanidad es una sola y tenemos que ser capaces de reconocernos como seres que merecen la misma dignidad y derechos, independiente del lugar donde hayamos nacido, independiente de la creencia que tengamos, independiente de las ideas políticas que profesemos.

Me gustaría plantear algunas áreas sobre las cuales pienso que debemos alcanzar grandes acuerdos en el país. Primero, Chile debiera estar unido para seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad. Cuando terminó la dictadura, cuando se recuperó la democracia en Chile había un 40% de pobreza. Hoy, según la última que CASEN, hay 6,5% de pobres en nuestra patria. Para que se hagan una idea de magnitudes, en Argentina hoy hay un 53% de pobreza, en México un 36% y el gobierno anterior lo bajó significativamente, en Perú un 31%, en Brasil un 27%, en Portugal el riesgo de caer en la pobreza es de un 17%. En Chile es de un 6,5% y debemos sentirnos orgulloso por eso, pero no conformes porque 6,5% significa 1.350.000 personas que hoy, en nuestra patria, viven en la pobreza y eso a cada uno de nosotros, independiente de qué es lo que pensemos, debiera parecernos inaceptable, debiera conmovernos y movilizarnos para terminar con ese dolor que es la pobreza y no solamente la pobreza, también la desigualdad.

Chile sigue siendo un país muy desigual, lo vemos en la segregación que tiene Santiago. Quienes han subido el Cerro San Cristóbal saben que no es lo mismo bajar por la bajada de Pedro Valdivia que por la de Zapadores, que en cuestiones tan sencillas como esas, como la calidad de las ciclovías, como la cantidad de parques, como la disposición de actividades culturales, como los índices de delincuencia se nota la profunda desigualdad que existe en nuestro país.

Y la desigualdad también debiera indignarnos y movilizarnos a todos porque un país más igualitario es un país más cohesionado, un país donde nos sentimos parte de una misma comunidad, donde nos entendemos como iguales, pese a nuestras diferencias y donde tenemos los mismos derechos y los talentos que están igualmente distribuidos en toda nuestra patria; desde Arica a Magallanes, en los sectores rurales o en las grandes ciudades pueden tener la capacidad de desarrollarse al máximo. En eso nos falta avanzar como país.

Por ello, tenemos que volver a crecer con fuerza, tenemos que volver a crecer con fuerza promoviendo la inversión y en eso estamos realizando un trabajo muy serio para poder destrabar un tema que ha sido un freno a la inversión que es un sistema irracional de permisos en Chile, pero se requiere, también, confianza porque pasa algo bien paradójico en materia de inversión. En Chile hemos logrado aumentar de manera significativa la inversión extranjera porque en el extranjero se confía en nuestro país y en sus instituciones. No pasa lo mismo con la inversión nacional, hay un pesimismo ideológico de los grandes empresarios en este país. Yo, viendo las oportunidades que existen en Chile, esperaría que, también, haya una visión de largo plazo y no un rentismo de corto plazo para poder desarrollar nuestro país con más ciencia, con más tecnología porque el otro desafío, el segundo desafío al que quiero referirme, es el trabajo colectivo que debemos aunar para enfrentar la triple crisis planetaria que es el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

Y esto, que afecta tan gravemente a nuestro país porque es uno de los países más afectados por la crisis climática, lo hemos visto en los incendios, en las sequías, en las inundaciones, es también una oportunidad para nuestro país porque tenemos litio, porque tenemos cobre, porque estamos desarrollando hidrógeno verde, porque somos pioneros en energías renovables no convencionales, porque para el cambio en la matriz energética del mundo —lo conversaba ayer con el Presidente Macron, el Presidente de Francia, una de las principales potencias mundiales, que vino acá para decirnos necesitamos de ustedes para la transformación que tenemos que hacer en Francia— tenemos esa posibilidad, pero, sobre todo, estimados y estimadas, porque tenemos capacidad humana para hacerlo, no tenemos solamente recursos naturales.

Nuestro modelo de desarrollo tiene que enfocarse, también, en un cambio tecnológico, construyendo instituciones que sean instituciones económicas y políticas inclusivas que apunten a un desarrollo tecnológico y digitalización. Para eso las universidades son fundamentales y las asociaciones que hagamos con ellas.

Chile, prontamente, va a ser parte de los institutos más prestigiosos en materia de astronomía, el CERN. Acabamos de firmar con Francia uno de los tratados más ambiciosos en materia de investigación de inteligencia artificial. Chile fue el país convocante al Congreso de Inteligencia Artificial de todos los países de América Latina y el Caribe. Por lo tanto, no tenemos nada de que achicarnos.

Por eso, a veces cuesta entender el pesimismo. Es cierto que tenemos dificultades, es cierto que nos gustaría y debemos crecer más, es cierto que la delincuencia es un flagelo que ha conmocionado a nuestro país y que tenemos que enfrentar con mucha fuerza, decisión y unidad, pero podemos hacerlo si estamos unidos y esta mesa, estas mesas creo que son un ejemplo de ello.

Por último, un tercer gran acuerdo debiera estar, en mi opinión, en la adhesión a la democracia, a los derechos humanos y a la promoción de una convivencia armoniosa y pacífica. Llevamos 34 años de democracia, pero les quiero decir que la democracia no es obvia y que, cuando no nos damos cuenta, se puede socavar; en otros países está pasando. No lo digo yo desde una visión solamente ideológica, sino que se plantea desde organismos especializados en esto. Lo que ha pasado en Hungría, lo que ha pasado en Turquía, las amenazas que se ciernen sobre Estados Unidos. Entonces, cuidemos nuestra democracia.

Y para cuidar nuestra democracia tenemos que ser capaces de responderle a la gente con políticas públicas que mejoren su calidad de vida, si al final para eso está la democracia, para entendernos entre distintos en función de un bien común compartido.

Permítanme insistir en un punto al que he tratado de darle énfasis durante nuestro Gobierno. Acá, muchas veces, hay aspectos de la política pública que siempre se han mirado como hermanos menores. Yo estoy convencido de que, por ejemplo, para combatir la delincuencia se necesita fortalecer las policías, actualizar las leyes y, no pero, también, y con mucho énfasis, fortalecer la cultura, el deporte, la educación, recuperar nuestros espacios públicos.

Por eso, estamos aumentando de manera tan significativa el presupuesto de Cultura. Por eso, logramos sacar en conjunto adelante los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos y vamos a ser sede de diferentes eventos internacionales. Por eso, hemos promovido con mucha fuerza la reinclusión educativa después de la pandemia porque sin educación, sin cultura, que es el espíritu de un pueblo, sin deporte, que tiene tantos valores que son positivos, es mucho más difícil hablar de crecimiento y de encuentro.

En Chile algunos pocos creen que la manera de crecer es con el chorreo, mientras los que más tienen van chorreando para abajo. Eso no es así, están profundamente equivocados, pero estoy dispuesto a que debatamos eso y a que veamos las experiencias internacionales, a que veamos lo que ha funcionado para generar encuentro y comunidad. Esas son las perspectivas que tenemos desde este gobierno progresista que venimos, también, a plantear como debate en un espacio como este. Por eso se van a quedar al debate ministras de nuestro gabinete como la ministra de Desarrollo Social, Javiera Toro, la ministra vocera, Camila Vallejo. No sé si hay alguien más de mis ministros acá en este momento.

Tenemos que cumplirle a Chile las deudas pendientes que tenemos, tenemos que avanzar en la búsqueda de verdad, justicia y reparación a las víctimas de la dictadura y que no sean las familias las que busquen a los todavía detenidos desaparecidos. Por eso, instalamos el Plan de Búsqueda.

Tenemos que conocer cuáles son las vulneraciones que han sufrido los niños, niñas y adolescentes que pasaron por el Sename. Por eso, hemos impulsado una comisión especial para ello.

Tenemos que establecer una nueva relación entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche. Por eso, creamos la Comisión de Paz y Entendimiento, y estamos próximos a recibir su informe que, aspiramos, logre solucionar el problema de tierras que ha acarreado tanto dolor en la Macrozona Sur.

Tenemos que avanzar en la condonación del CAE que ha significado una mochila tan pesada para miles de familias, aunque a algunos les cueste creerlo y, por cierto, en la reparación de la deuda histórica a los profesores que han esperado tanto tiempo y muchos se han muerto esperando.

Sanar las heridas que tiene nuestra patria para volver a encontrarnos, ese ha sido uno de los objetivos de nuestro Gobierno y vamos a seguir avanzando en esa dirección.

Termino, estimados y estimadas, diciéndoles que, pese a las dificultades, soy optimista respecto de Chile y su futuro porque lo he recorrido en todas sus regiones, he visto la resiliencia de su pueblo y les puedo decir con total convicción que patriota no es quien niega a quien piensa distinto, patriota es quien ama al pueblo de que es parte y trabaja junto a la comunidad, independiente de sus diferencias, por el bien común de la patria. Trabajemos todos en esa dirección.

Muchísimas gracias.

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