Rosa Devés, Rectora de la Universidad de Chile: “El creciente temor a lo diferente contribuye a generar condiciones propicias para una regresión autoritaria”
La Rectora Devés hizo un llamado claro a fortalecer la democracia en un contexto de creciente incertidumbre, individualismo y polarización.
Es una alegría saludarles hoy desde la Universidad de Chile.
Este diálogo sobre nuestras visiones de país que nos reúne, y al cual convocamos en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile, es consistente con nuestra misión universitaria, que nos compromete a atender “los problemas y necesidades del país”, a contribuir a su “desarrollo integral, equilibrado y sostenible” y a aportar a la “formación de una ciudadanía inspirada en valores democráticos”.
Estamos viviendo tiempos difíciles a nivel global, que se caracterizan por un conjunto de crisis interconectadas que incluyen las desigualdades sociales, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la acelerada transformación tecnológica y las tensiones geopolíticas. Todo dice que la única forma de enfrentarlo será con más colaboración, con mayor atención a perspectivas diversas y pensamiento de largo plazo, incluida la capacidad de anticipación.
Por el contrario, nuestros estilos de vida y nuestras disposiciones tienden a volverse más individualistas, mientras el sentido de lo colectivo se debilita y prevalece la exigencia de la inmediatez. A su vez, el creciente temor a lo diferente, y a los otros y otras, contribuye a generar condiciones propicias para una regresión autoritaria
De hecho, la construcción de un futuro común aparece como apremiante cuando observamos los datos cualitativos que ha logrado recoger Tenemos que Hablar de Chile. En ellos, se advierte que la incertidumbre se traduce en un estado de vulnerabilidad que paraliza la acción colectiva, ya que en la búsqueda de refugio las personas se inclinan por tratar de valerse por sí mismas y desconfían de la posibilidad de alcanzar soluciones inclusivas. Incluso, muchas están dispuestas a renunciar a ciertas libertades.
Es justo reconocer, sin embargo, que nuestro país ha mostrado capacidad institucional y ciudadana para resistir dos procesos constitucionales fallidos, en los cuales algunos depositamos muchos anhelos para justamente generar un marco de convivencia que permitiera interacciones virtuosas para avanzar en la solución de los problemas que nos aquejan. Es nuestra responsabilidad, entonces, como instituciones de educación superior, contribuir, desde nuestras misiones, a un diálogo amplio y -a través de este- a la búsqueda de caminos comunes que fortalezcan los valores democráticos. Este espacio de conversación plural y diverso, comprometido con el futuro del país, será sin duda crítico, pero también portador de esperanza.
Cuando el año pasado, en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile, asumimos el desafío de coordinar la participación ciudadana para el segundo Proceso Constitucional, logramos percibir, a lo largo de todo el territorio, la necesidad de fortalecer un sentido de comunidad, donde cada persona y grupo social fuere reconocido con igual voz y dignidad. Esto nos indica un primer desafío para la sesión de trabajo que tendremos hoy: pensar un país donde ninguna historia de vida quede al margen de las oportunidades para desarrollar sus capacidades y proyectos, y despertar la imaginación de un futuro mejor.
Como nos señaló ese proceso participativo, así como el reciente informe sobre Desarrollo Humano para Chile del PNUD, y como lo percibimos en nuestras familias, barrios y trabajos, las demandas de cambio permanecen en la sociedad, al mismo tiempo que se reconoce que nos cuesta cambiar y lograr acuerdos que posibiliten esos cambios.
La percepción de un futuro incierto, donde la inmediatez dificulta adoptar una mirada proyectiva, nos obliga a comprometernos a escuchar más la voz de quienes, en medio de tanta disputa y discordia, escogen el silencio. Por ello en este Encuentro además de escucharnos entre nosotros y nosotras, tendremos que conversar sobre cómo cada uno y una, desde su lugar, puede activar el diálogo y empoderar esas voces que tanto importan y que, al no encontrar canal de expresión, son ignoradas sin lograr anunciar su presencia como ciudadanos iguales.
En la Universidad de Chile, buscamos educar para ello.
Agradecemos su presencia y su voluntad de ser parte de esta conversación.
Muchas gracias.